San Marcos,
Estación de servicio.
No siempre se presenta la oportunidad de contar la historia de un negocio que hace treinta años comenzó con el abuelo y ahora dirige el nieto. Un negocio familiar, al que llegas y eso mismo se respira, familiaridad. Te sientes acogido. Es raro llegar y no ver una sonrisa o un «¿qué tal capitán?».
Vimos la dedicación del grupo de gente que trabaja allí, empezando por el gerente y terminando por el chico que repone los hielos y quisimos contar su historia de la misma forma que ellos viven su trabajo, con pasión.